Después de más de un año acompañados por el coronavirus, la fatiga pandémica es el nuevo estado de parte de la población mundial. Estamos cansados y desmotívanos, dejando de lado muchas de nuestras rutinas por la nueva «normalidad«.
La verdad que por mucho que no queramos estar pendientes de la COVID-19, los medios de comunicación a diario nos mantienen al tanto de todas las novedades, evolución y avance de la pandemia.
Esto provoca que constantemente estemos o escuchando hablar de ello, o hablando de ello con nuestros familiares y amigos.
¿Te suena? Encontrarte unos amig@s y típica contestación a ¿Qué tal? ¡A ver si termina esto ya! ¡Hasta las narices del bicho! ¡Esto no termina nunca! ¡Es el día de la marmota! Etc….etc…
Fatiga Pandémica
Lógico y normal si todos los días se habla de lo mismo y además, existen restricciones como horarios, cierres, mascarillas, máximos de grupos de reunión, etc… Tenemos que mantener una fuerza mental brutal.
Son muchos meses y nuestro cuerpo y mente necesita volver a la rutina, al ejercicio, a pasear, a viajar, y a poder estar en un lugar sin miedo a que un virus pueda entrar en tu cuerpo con el riesgo de causarte la muerte.
Se mezcla el miedo junto con la desesperación de sentirse encerrado y/o controlado, ¡Necesitamos desconectar!
La fatiga pandémica se refleja en nuestro cuerpo de diferentes maneras, por ejemplo: falta o dificultad para dormir, cambios de humor, falta de concentración, estrés, irritabilidad, angustia y ansiedad, incluso aburrimiento. Todas estas cosas además si se van haciendo cada vez más crónicas, se alimentan las unas con las otras provocando cansancio físico y desmotivación.
Para evitar entrar en este bucle debemos:
- Crear unas rutinas que nos motiven.
- Tener a diario momentos de desconexión haciendo algo que nos gusta.
- Practicar ejercicio para mantener la actividad física.
- Cuidar las relaciones sociales, relacionarnos nos ayuda a no encerrarnos en los problemas.
- Mantener una dieta sana y equilibrada, la alimentación influye en nuestro estado de ánimo.
- Descansa, duerme las 6-8 horas diarias que nuestro cuerpo necesita. Ni más ni menos, dormir mucho también es malo.
- Dedica tiempo para ti, cuidarse, relajarse, meditar o hacer algo que te ilusiona y tranquiliza.